domingo, 13 de mayo de 2007

carta...(concursó, pero no ganó)

En tu ausencia:


Recuerdo nuestro último invierno. Cuando, con tu abrazo de fuego, dorabas mi piel.
Ahora tu figura ya no recorre los rincones dando calor como un leño encendido.
La vida continúa ensañada, mostrando día a día el frío de tu ausencia.
Infatigable el tiempo repite las temidas cuatro estaciones, hasta llegar, inevitable, este nuevo invierno cubierto de nostalgia.
Solo vive en el pasado el inmenso potencial de amor que fui.
Así esta tarde gris que hoy visita mi ventana, me devuelve la silueta oscura y apagada en que tu olvido me convirtiera.
Me asemejo a un árbol seco, quebradizo y débil, al cual la sabia húmeda abandonara.
Brotes de amor, te di. Sin dejar, ni frutos ni flor en mis reservas, buscando mi amor ser…
Como la sombra, fresca y frondosa del paraíso, cuando calmaba tus fatigas…
O tal vez duro tronco de roble, donde apoyaras tu espalda siempre que la vida extenuaba tus fuerzas.
Y quiso ser mas…
Deseó ser flor rosada y suave del palo borracho, que embriagara los sentidos cuando mis formas y aromas se derramaban generosos sobre tus deseos sedientos de calma.
Pero no colmó mi amor, crecido como un árbol, tus anhelos, y te vi huir, inquieto, cual pájaro en vuelo abandona las ramas desiertas en otoño, que ya no cobijan sus sueños…
Descubierta, sin nido, sin pájaro, sin sabia… quedaron inertes mis raíces, mis venas, mi cuerpo…
Secaste mi alma.
Quedó tan solo en recuerdos la copa tupida, hoy ramas marchitas, sin belleza y sin flor, lo que pudo ser un bosque lleno de riquezas y tesoros abiertos al hallazgo de tus manos, deseosos de ser vistos por tus ojos, urgidos de ser tierra fértil para tu cuerpo…
Busco en el olvido, la lluvia que tu amor fue, cuando humedecía salvaje los recónditos secretos de la vida.
No logro ver en el horizonte un camino sembrado y certero que llegue hasta, siquiera, tu nombre…
Apenas vislumbro la vieja imagen de mi misma en esa sombra que me acompaña desde el vidrio, y me quedo aferrada a la tierra, inmóvil, buscando desesperada algún resplandor de sol que se anime a traspasar por la ventana y me recuerde con tibieza, que aun estoy viva… cuando ya no estás para decirme… Vida.


P.D.: Hasta cada invierno, de cada año.

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