domingo, 30 de septiembre de 2007

viernes, 28 de septiembre de 2007

El gato del viejo- (para Sonia)

Se refregó contra las piernas de Don Cosme, pero como otras tantas veces, o ultimamente, lo ignoró, así que saltó a la otra silla, y se acomodo. Lo vio tomarse el te, y al rato todo quedo en silencio. Hacia tiempo que Javier, el hijo, no pasaba a visitarlos, por suerte, por que Andresito, ocupaba el rato que visitaban al abuelo, para molestarlo, tirándole de la cola, o empujándolo cada vez que se recostaba en algún lugar a dormitar, así que se veía obligado, el tiempo que duraba la visita, a saltar por la ventana y pasear un rato esquivando a los gatos del vecindario, para evitar peleas o provocaciones. Es que se había acostumbrado a la vida tranquila y solitaria, aunque comiera poco, y siempre, aparecía algo en la vereda, que dejaba alguna alma caritativa.
Pero con eso y todo la vida no estaba tan mal para un gato viejo. No había que escapar de la lluvia, ni correr perseguido por los perros, y la vida social también había ido desapareciendo hasta perder a estas alturas el interés por las féminas.
Pero aquel silencio tan extenso comenzaba a preocuparlo, él no se había movido de la silla, ni el viejo tampoco.
Caía la noche y no había recibido un trozo de pan para entretenerse un rato, esperaría hasta mañana.
La noche paso igual de estática. Cuando el día nuevo llegó, se decidió a molestarlo, tal vez así recordara que había que comer.
Le rozo las piernas nuevamente, pero estaban frías, y se alejo.
Subió a la mesa, se comió la galleta húmeda que había olvidado cerca de la taza.
Empezaba a preocuparse.
Nada cambiaba.
Debería llegar Javier, algo no estaba bien.
Otro día terminaba igual.
Después que amaneció, solo el teléfono repetidas veces, nadie contesto, volvió a retumbar la campanilla en el silencio. Nada.
Al tiempo la puerta se abrió y apareció Javier acompañado de otros hombres. Salieron, entraron, varias veces. Se llevaron a Don Cosme. Sabia que a pesar de su indiferencia, lo extrañaría.
Algo lo intrigaba, a donde iría a parar él, por que al descuido, Javier lo saco a la calle, empujándolo con el pie, pero con un gesto mas caritativo lo tomo en sus brazos, y lo dejo en le auto. Nervioso e inquieto por lo desconocido busco un lugar oscuro en el piso.
Viajaron un rato, el corazón parecía que se le iba a salir.


A - Cuando detuvo el motor muchos miedos lo asaltaron. A donde lo llevaba? Cual era su nuevo destino? Y entonces supo que su vida cambaría para siempre, como cuando lo había subido al auto, aunque no sabia todavía cuanto.
Andresito, con los ojos hinchados y llorosos, con una sonrisa tibia, lo tomo en sus brazos y lo apretó. .
El gato con esfuerzo controlo su impulso de arañarlo, habían sido muchas emociones en tan poco tiempo. Con el transcurso de los días, aprendió
sus nuevas rutinas, entre ellas tolerar las torturas del niño
y otras, no tan malas, como dormir cómodo a los pies de su cama.
Al fin y al cabo, la vida esta llena de cambios, y todos traen aparejadas
cosas buenas y cosas malas.


B-Cuando detuvo el motor, vio que estaban frente a un baldío. Lo dejo en el piso, subió al auto y se marcho sin siquiera mirarlo. Pronto varios gatos malolientes se acercaron a observarlo, los alejó con un maullido de molestia. Había olvidado las noches de rocío, y la pelea por el alimento. Recordó como era y se las arregló para integrarse a su manera.
Se lo ve bagar por las calles, arañado y sucio, como resultado de alguna trifulca en la que peleó por su comida, restos que deja una anciana pero que no alcanza para todos.
No se murió de hambre, pero valora ahora, la vida apacible
que había llevado junto al viejo y las migajas que éste le tiraba cuando bebía su té desabrido. Y algunas noches, todavía lo extraña.

C - Cuando detuvo el motor, lo empujo al piso, el gato desorientado, salió corriendo. Fue a dar a una avenida transitada, se encontró en medio de autos que circulaban a altas velocidades, el miedo lo paralizó y ahí se quedo. Un vehículo maniobró para esquivarlo, pero la distancia era muy corta. Pasó tan cerca que lo golpeó con la rueda y voló a un par de metros. Sintió los golpes por dentro, luego vio salir sangre por el hocico, cerró los ojos y allí se quedo. Muriendo lentamente lejos de los ojos de quienes lo habían cuidado, querido, o no, pero ahora en su ultimo momento, se sintió solo. El proceso duró poco, o al menos para él. Una mujer lo recogió y lo tiró en el cesto de basura, para que no entorpeciera el tránsito.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Las palabras justas

Corría el año 85 y se cumplían mis 15 mayos, y aunque simbolizan un antes y un después, y que se los adornan con tantas cuestiones femeninas, no dejan de ser una edad difícil , dolorosa, llena de incomprensiones, incertidumbres, ambivalencias, y todas esas sensaciones desdobladas que caracterizan esa etapa, que nos torna inseguros, llorosos (al menos yo lo fui y lo sigo siendo) y que no sabemos si queremos ser grandes, o mejor quedarnos en esa hermosa ilusión que es la infancia (también esto lo digo por mi propia infancia) bajo la protección de la familia, y es con ellos justamente con quienes mas se manifiestan los conflictos, las peleas y lentamente los acuerdos.
En esa época, mi hermana Claudia con quien era su esposo en ese momento, Don Alfredo Casero, me regalaron una medallita muy singular, entonces se usaban, ahora son una antiguedad, pero no de las valiosas, si no de las ridículas... según mi hija..
esta medallita decía: ME DUELE CUANDO AVANZO PERO SI NO AVANZO ME DUELE MAS..
y a pesar que no reparaba en sentimentalismos que no fueran referidos al amor... me sentí muy identificada, comprendida podría decirse con una frase tan simple pero tan aclaratoria de todos los sentimientos que llevaba puestos y que pesaban tanto...
Ayer o antes de ayer tal vez.. paseando por algunos blog, fui a parar al de J.Riaño (http://gatossobreeltejado.blogspot.com/) llegue a unas palabras escritas por él, que me trajeron al recuerdo este colgante que use por años... sintiendo que decía mucho por mi... más de lo que yo misma podía expresar y explicar en ese momento sobre mis conflictos.
Hoy la tengo puesta en un ganchito de un aro.. para no perderla la guardo en una cajita de recuerdos.. así que la busqué y le tomé una fotografía.
Ahora, como mamá observo a mi hija sufrir, llorar y pelear mientras vive estos años de cambio..
a ella le dedico este texto...

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El viejo y el gato

A la hora del té se sienta en su silla muerta, destartalada.
Observa detenido la loza de su taza y se da cuenta que ya esta cuarteada y rota.
Ve que su cuchara ya no tiene el brillo del metal lustroso. Bebe sorbo a sorbo ese líquido tibio y desabrido, pretenciosamente llamado té. Añora el rico mate verde, caliente y amargo, compañero de los grotescos bizcochos de antaño.
Siente frío correr por sus piernas, arrugadas, débiles y flacas.
Percibe que el gato se acerca a frotarse en sus pies, los que tan solo instantes atrás, sintieron frío. Nota sobre su vieja piel, el pelo largo, áspero y descuidado del animal, al que ya no quiere.
Abrocha el único botón de su saco agujereado y manchado. Tiembla y teme.
Aprieta el pecho con su mano ajada y huesuda para negar el dolor que crece imparable.
Siente como entra en su cuerpo esa sombra que lo acecha desde hace algún tiempo.
Atina a mirar, por última vez, la ventana en penumbras, que la tarde de ese último viernes cierra, en su propia cara, los postigones de sus ojos que ya no volverán a abrirse mañana... en la cara.

Globo

La primavera trajo nuevos ánimos y con ello, ganas de descubrir, emocionarse y alegrarse con tal solo mirar desde abajo un globo aerostático.. no se si me atrevería a subir y poder contar desde ahí, con fotos y palabras, que tan linda es la vista, pero él en si mismo es una linda imagen.

martes, 25 de septiembre de 2007

Seis para blog


Retrato en sepia


De un ensayo de retratos, para el que colabore con mi esposo, resulto esta foto, la que utilice para practicar algunos efectos con el photoshop, luego hice algunos retratos yo con la colaboracion de él, sin poder todavia, controlar la luz y el enfoque pero no resultaron tan malos, pronto subire alguno.

Estoy haciendo algunas pruebas, imagenes en color, pasandolas a blanco y negro para poder descubrir los encantos de este tipo de fotografías. Me gustan mucho los colores y no soy buena para apreciar estas fotos, asi que tengo que hacer mi aprendizaje.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Complementarios... otra vez...

El par de colores que me atrae más... cierta tendencia desde siempre, aunque de grande tambien aprendi a apreciar el violeta y el amarillo.. no me llevo muy bien con el naranja y el azul...
naturalmente este es el que encuentro con frecuencia.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Puesta de sol

Nos ibamos y el sol comenzaba a caer, en la ciudad no se puede apreciar tanta belleza, nos detuvimos para hacer unas fotos de un globo aerostatico que pasaba por el lugar, pero esta imagen era mucho más atractiva.

Homero

Homero, como todo perro, o casi todos, amistoso, amigable y amiguero, con la incodicionalidad que dan los perros aunque sea la unica vez que te vean, te reciben como si esa fuera la ultima vez que fueras a verlos, o como la primera despues de una larga ausencia...
hoy cometi el error de preguntar si quisiera llevarmelo, si me lo darian... y la respuesta..."y si se lo pide capas que se lo daria eh.." comento el casero del campo a donde vamos a cuidar nuestras abejas.
y a la vejez viruela, ahora que razono y se que con una ovejera belga en un departamente no hay lugar para un mas ... que alegria me da abrigar la idea que .. si se lo pidiera al dueño.. si yo tuviera lugar donde tenerlo no seria nunca ni la primera ni la ultima vez que homero me quisiera como si nos conocieramos de toda la vida!
es una verdadera ternura.
pd: el perro es incondicional alhombre, pero el hombre no es incondicional al perro...

viernes, 21 de septiembre de 2007

Día de la primavera

color, aroma, frescura..

jueves, 20 de septiembre de 2007

Traslación

Lo último que vi al acostarme fue a mi compañero de dormitorio, y su nuca transpirada y revuelta.
No recuerdo si soñé, no tuve tiempo de pensar en eso, por que cuando abrí los ojos y la consciencia se me despabilo, descubrí que me quedaba holgado el cuerpo que llevaba puesto, y el entorno no era aquel donde me había quedado dormida.
Mire a mi costado buscando la espalda de siempre y su respiración entrecortada e indiferente. En lugar de eso, observe que a mi lado dormía un desconocido.
Como la mente es extraña y toma sus propias decisiones, al no encontrarlo, repentinamente y después de muchos años, lo extrañe, aunque no sabia si era a él, o a la tranquilidad que brinda lo conocido, llámese normal si se quiere, para las circunstancias que estaba viviendo inesperadamente.
Pensé en salir corriendo pero no me era posible, no controlaba el tamaño de ese cuerpo y por otro lado no hubo signos de anormalidad en la cara que me observaba soñolienta y que hasta se inclino a besar mi cabeza, para calmar, sin saberlo, la inquietud que me desbordaba, producto del desorden mental que me causaba estar en aquel lugar extraño.
Aproveché el tiempo de ese beso, apenas segundos, para meditar rápidamente, y lograr cierta calma en mi rostro, hasta tanto pudiera entender que me ocurría.
Al pasar los minutos, el cuerpo comenzaba a resultarme más cómodo, así que podía tomarme un instante para razonar.
Pero.. a quien explicarle lo que me estaba ocurriendo? Quien podría dar crédito a esta situación? Por fuera no parecía haber cambios en esa persona en la cual estaba metida.
Siempre tuve miedo a la locura, y a no poder comprobar que no lo estuviera, quien no ha fantaseado alguna vez con la posibilidad de ser encerrado por loco sin estarlo y no tener como demostrar lo contrario?.. Nadie habría entrado en la mente de otro.. Hasta hoy…
Había llegado ese día, sabia que no había perdido la cordura y sin embargo no podía explicar lo que ocurría, pensaba correctamente, solo que había cambiado de cuerpo y no tenía explicación lógica para ello.
Estos pensamientos me mantuvieron callada.
Durante el lapso que utilicé para tomar esa decisión, aquel extraño me hablaba con la familiaridad que traen los años, y dejaba a mi disposición un desayuno abundante, me pareció mucho a simple vista, pero a medida que iba saciando el hambre matutino, sentía que había lugar para más.
Cambie el camisón que llevaba puesto por unas prendas dejadas prolijamente sobre una silla al costado de la cama. Esto me simplificó la tarea de vestirme. Puesto que no hubiera sabido en donde buscar la ropa que me correspondía.
Pero eso no resolvía otras preguntas, quien era yo ahora? Que hacia? Tenia hijos? Como era esa vida?
A pesar de la incertidumbre que esas preguntas me generaban, decidí seguir adelante con la situación. Por que no solo yo conservaba bastante bien la calma, tan naturalmente que llegue a sospechar si seria una característica propia de ese cuerpo ajeno, si no que también la situación me llevaba muy bien a mi, hasta el punto de resultarme agradable por que me había liberado de algunas dolencias óseas que mi verdadero cuerpo había comenzado a padecer últimamente. La calma de aquella casa era placentera y ese hombre que al pasar varias veces a mi lado, me acarició con suavidad y amor impresos en la piel de unas manos ásperas y curtidas quien sabe por que tipos de trabajos.
Para entonces ya era medio día, y en la cocina me esperaba una gran olla con agua caliente donde cocinar un puchero de los bien hechos, con muchas verduras y buen trozo de osobuco. No me achiqué, aunque nunca antes había cocinado tanto.
Encaminado el almuerzo, con la excusa del calor, me lancé a reconocer la casa, mientras abría las ventanas de las distintas habitaciones, así fue que descubrí donde estaba el baño, por que en algún momento del día necesitaría utilizarlo, y no seria coherente preguntar donde quedaba, dentro de mi propia casa.
Tenia que ir previendo complicaciones que se presentarían por el desconocimiento en el que encontraba, me era imposible entender que ocurría, donde estaba mi vida, no había razonamiento posible que me lo explicara.
Así que no podía manifestarlo, por que entonces me hallaría en un problema mayor.
El almuerzo transcurrió tranquilo, apelé a la observación y al sentido común para resolver actos simples y cotidianos, como era por ejemplo hallar los utensilios de cocina. Casi todas las casas acomodan los objetos en lugares similares, así que con precaución fui desenvolviéndome casi naturalmente.
Me mantuve callada, y en cuanto oí al hombre de la casa decir “hasta luego” me relajé, espere escuchar la puerta principal cerrarse y me decidí a explorar aquella casa. Revolviendo un poco halle mi nueva identidad, la del esposo, y supe de los dos hijos que había parido.
Y ahora que haría?
Una ambigüedad me esperaba después de esos hallazgos, junto con el miedo a lo nuevo, sentía un cierto grado de comodidad, por que al fin y al cabo me gustaba como me trataba esa realidad ajena. Alguien me quería, los años no habían instalado la rutina, la casa se respiraba tranquila, con un decorado simple, espacioso y de buen gusto.
Ahora sola, me desenvolvía con soltura. Opté por seguir adelante un tiempo más hasta ver que ocurría. Y si algo me delatara en un futuro ya habría aprendido más de esta persona que ahora habitaba y podría defender con más argumento mi estadía allí. Por que para entonces, como probarían que yo no era la que estaba adentro? y que no me correspondía ese cuerpo, ni esa casa, ni esa vida? Estos pensamientos me intranquilizaron un poco, podía pasar que quien ocupara mi lugar ahora, si es que alguien estaba ahí, reclamara lo que le partencia.
Pero de existir esa posibilidad, esa otra persona que ahora vendría a ser yo, tal vez sintiera los mismos miedos, las mismas preocupaciones, de ser calificada de insana, o tal vez le gustara algo de mi vida solitaria y se quisiera quedar allí.
Era tal la comodidad que comenzaba a sentir que hasta dude si todo lo acontecido había pasado como lo recordaba, pero el desconocimiento del pasado me devolvió la consciencia que estaba perdiendo.
Tenía algunas horas tal vez, para averiguarlo.
Revise fotos, papeles legales de algunas cuentas bancarias, actividades comerciales, y una carpintería estaba a mi nombre. Es decir, de ella.
Sentí vergüenza de escarbar en esa intimidad. Pero la culpa se disipó asumiendo que ahora estaba siendo mía.
Descubrí varias cosas, me llamaba Zunilda Armoa, contaba con 57 años sobre mi espalda,(unos más que los reales, ) tenia una obesidad instalada, y había parido dos hijos, que me habían dado al menos 3 nietos, hasta donde pude averiguar.
Ya sabía algo más de mí, y así era más fácil mantenerme en este lugar.
Pero como era posible que quisiera quedarme allí?
Entre desconocidos?
Si, me sinceré por fin, no era feliz hasta que me desperté aquí.
La tristeza me acaparó, por que de no haber saltado inexplicablemente a este cuerpo extraño, estaría en mi habitual insatisfacción, sola sin compañía y sola de soledad. Hacia muchos años que sabia de los amoríos clandestinos de Joaquín, de sus ausencias injustificadas, ante lo cual prefería desentenderme para no tener que plantear el conflicto, ya que seria yo quien pusiera la solución pues él, en su eterna conformidad, no lo haría.
Lo que restaba de la tarde transcurrió amena, tomé mates acompañados por unas tostadas con dulce casero que yo misma habría preparado días antes.
No me atreví a marcar el teléfono de mi casa, tampoco sonó el de esta.
Y eso me hizo reflexionar.
Que habría de malo en esta casa donde parecía reinar la armonía, para que la verdadera Zunilda no reclamara su lugar?
Nuevamente en casa Evaristo, trajo unas facturas, de las cuales habló maravillas, como tal vez lo haga cada día.
Improvisé un salpicón con los restos del puchero que sobró del mediodía, acompañado de unos bifes que encontré en la heladera.
Había hecho los quehaceres domésticos como cuando era niña y visitaba a los familiares, para dejar muestra de la buena educación, cooperaba en la limpieza y el orden. Me sentí con el mismo deber y así fue como la casa se encontraba ordenada y limpia al a hora de volver a acostarme en esa cama que me recibió por la mañana.
Ya había logrado pasar un día sin ser descubierta y se acrecentaban las fantasías de continuar por mucho tiempo.
Algo en mi conducta no era de lo más común, pues fui interrogada si me encontraba bien y aduje un molesto dolor de cabeza. Con esa excusa me fui a dormir en un horario que no parecía ser el habitual. Por que al retirarme escuche la frase… “debes sentirte verdaderamente mal para ir a la cama a estas horas”
Me costó conciliar el sueño, para cuando lo logre todavía estaba sola en la cama.
No podía todavía, asimilar lo que ocurría pero ya a esta altura de las circunstancias, había decidido no develar mi identidad, aquella que a tan solo un día me parecía tan lejana. Me dormí profundamente.
6.30 am escuche sonar la alarma del despertador.
Busque a Evaristo, en su lugar se encontraba Joaquín. Y otra vez el sobresalto, ahí estaba la espalda y el ronquido de todos los días desde hacía 25 años.
Como una autómata, me vestí, ahí estaban mis pertenencias, pero no como las que había dejado cuando abandone mi casa y mi cuerpo involuntariamente, eso comprobaba que alguien había vivido un día de mi vida, mientras yo vivía el de otro.
No lo había soñado, eso quedaba claro, no estaba loca, eso también quedaba claro, puesto que me desenvolví correctamente al punto de pasar desapercibido semejante hecho. Pero nunca comprendí que había sucedido y como había podido vivir dentro de otra persona.
Sacudí la cabeza, para comenzar el nuevo día con la rutina habitual. Me entristecí inmensamente al asumir que nada había cambiado, que allí estaría conviviendo con las mentiras de siempre, y que de no ocurrir otra traslación, así lo llame desde entonces, no podría experimentar la sensación de bienestar que ya no disfrutaba en mi propio cuerpo.
Nunca se lo mencioné a nadie, pues nadie seria capas de comprender semejante.. tal vez locura? Por que yo tampoco, si me lo hubieran contado, lo habría creído.
Nunca supe que había de malo en esa casa, para que Zunilda no se comunicara para reclamando su lugar, así que me conformó la idea de que en aquello que parece tan bueno, algo malo también habría. y que muchas veces vemos la vida del otro con ojos más benévolos que a la nuestra.
Pasaron ya dos años de aquella aventura, secreta y tortuosa que cada día al levantarme recuerdo con añoranza. Siempre espero que vuelva a ocurrir, y que el destino sea más grato que esto que vivo cada día al despertarme.

La casita de San Antonio de Areco




Contraste, fuerza, temperamento...

eso siento cuando "veo" esta foto...

Promediaba Julio del 2005, emprendiamos un viaje a Córdoba y San Luis, hicimos una primera parada en San Antonio de Areco, recorrimos las calles, me gustaron los árboles frutales en las veredas, las casas antiguas, el aire de pueblo, y ahi estaba, la casa, impecable, lindísima, en esa época sacaba fotos sin saber que iba a querer hacer fotografías, hoy que se que quiero hacerlo.. no viajo..

Cosas de la vida... ya vendran tiempos mejores ...

lunes, 17 de septiembre de 2007

El acecho nocturno

LLegaba la hora de dormirme pero un fuerte dolor en el brazo me sacudió y me arrancó el sueño. Inmediatamente tratè de razonar el dolor y darle sentido mediante la eterna contractura que me ataca desde hace 7 años, en determinadas horas del día cuando el cansancio se hace ineludible, suele empezar en la base de la nuca y recorrer cómodamente todo el cuello hasta mitad de la espalda inmovilizándome màs de una vez, o limitando mis movimientos cotidianos como poco. Pero algo es distinto esta vez, un dolor que me recorre y me adormece el brazo, se apodera de mi mente, que inevitablemente se da cuenta de lo que ocurre. Así lentamente ese extraño dolor reconoce su poder, y como primer síntoma de malicia, se hace permanente, y luego comienza a corroerme... se desplaza desde el omóplato, luego se extiende al antebrazo y por último me toma el brazo y la muñeca, por momentos siento que la mano me desobedece, ese dolor ahora totalmente dueño de la situación se atreve a desordenar mi estabilidad cardìaca, siento galopes en lugar de latidos, las sienes comienzan a retumbarme como consecuencia de los golpes que se dan los pensamientos unos a otros para aparecer primeros, los recuerdos no quieren perder protagonismo, y me despojan de los pensamientos para ser ellos los primeros, o los últimos, tal vez, en instalarse en mi memoria.
Como no se conforma con quedarse ahí, se torna intenso y se corre hacia el pecho, la cosa se complica, son las dos de la madrugada de una noche oscura, solitaria, de lluvia copiosa que incita a dormir hasta los trasnochadores, me siento enferma, en estos últimos instantes estoy comenzando a serlo. Siento que en cuanto cierre los ojos dejare de ver.. no se si para siempre.
Me sobresalta un malestar nuevo, una fuerza en la boca del estomago que termina de confirmarme que no soy dueña ya de mi cuerpo. Subsisto, me levanto, los demás duermen, prefiero no incomodar, sacudo la cabeza y desecho los últimos pronósticos que hice de mi estado. Respiro hondo, no mucho, el dolor no me deja, deambulo por la casa a oscuras, para no despertar ni preocupar a nadie, creerían que no hay razón, soy joven, saludable, de buen semblante, ahora mismo me miro en el espejo y no hay signos mas que de cansancio, pero siento una respiración distinta, una herida en el estomago, algo que se queja. No me entrego, dejo que la noche transite sus horas mientras distraigo a la muerte hasta la próxima luz, y si mañana logro ver el día, sera que mi mente puedo espantarla con el solo deseo de seguir acá, mirando un amanecer, buscando el brillo en los ojos de mi hija, sintiendo la mano suave del amor recorrer cada noche mi espalda, eso y mas valen todas las noches de desvelo esquivando a la muerte hasta donde se obstine en ser ella quien decida mi destino.

domingo, 16 de septiembre de 2007

POSTA 77- El coronel no tiene quien le escriba

El coronel no tiene quien le escriba de Gabriel García Marquez
página 77

vibraciones del radio a todo volumen. El coronel se entretuvo con los números de vivos colores pintados en un largo tapiz de hule negro e ilumnados por una linterna de petróleo puesta sobre un cajón en el centro de la mesa. Álvaro se obstinó en perder en el veintitrés. Siguiendo el juego por encima de su hombro el coronel observó que el once salió cuatro veces en nueve vueltas.

- Apusta al once- murmuró al oído de Álvaro-. Es el que más sale.

Álvaro examinó el tapiz. No apostó en la vuelta siguiente. Sacó dinero del bolsillo del pantalón, y con el dinero una hoja de papel. Se la dio al coronel por debajo de la mesa.

- Es Agustín- dijo.

El coronel guardó en el bolsillo la hoja clandestina. Álvaro apostó fuerte al once.

-Empieza por poco- dijo el coronel. "Puede ser una buena corazonada", replicó Álvaro. Un grupo de jugadores vecinos retiró las apuestas de otros números y apostaron al once cuando ya había empezado a girar la enorme rueda de colores. El coronel se sintió oprimido. Por primera vez experimentó la fascinación, el sobresalto y la amargura del azar.

Salió el cinco.

- Lo siento - dijo el coronel avergonzado, y siguió con unirresistible sentimiento de culpa el rastrillo de madera que arrastró el dinero de Álvaro-. Esto me pasa por meterme en lo que no me importa.

Le paso la posta a www.alejandrolauria.blogspot.com; http://quecalorhacesinvos.blogspot.com/ En caso que el libro elegido no llegue a la pagina 77 podras optar por el número que más te agrade...

de no hacerlo no caera sobre vos ninguna maldición, simplemente no continuará la posta!!

gracias por promover la literatura.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Es la lluvia y nada más

Romance de atardeceres húmedos, escondido en los despojos que me quedan de los recuerdos, por que fueron matándose unos a otros para salvar mi alma del derrumbe que me amenaza..
Pasaron años oscuros desde la última caminata que hicimos juntos bajo la lluvia, en la que jugábamos a dejar caer las gotas del cielo como bendición hecha lágrimas ante tanto amor.
Lágrimas que pronto se hicieron realidad, pero de sal dolorosa que marcaron mi rostro con nuestros caminos desandados hacia el olvido, por que esa tarde en mi puerta, me dijiste inmutable, que no necesitabas ahora de mi compañía para recorrer tus caminos.
Hoy la lluvia moja el rostro de extraños que cruzo, observadora y buscándote, ellos me miran creyendo ver tan solo una cara mojada, que no es otra cosa que la nostalgia hecha mujer en lágrimas, y cada gota se aleja de mi con la ilusión de encontrarte en las lluvias que recorren tu cuerpo bajo este cielo gris que llora silencioso para acompañar mi dolor.