jueves, 5 de abril de 2007

Cansancio...

Largo día de movimientos pendulares corporales arrítmicos..
La noche llega para calmar el dolor que el músculo siente obsecionado pensando que cada uno es el único.
La piel espera la quietud para saciar su sed de brillo, deslucida y ajada en el trajín y vaivén que la gasta cuando es víctima del roce contra el aire que frota y reseca, al ir y venir, mientras el cuerpo la arrastra esclava de sus acciones.

Mente abastracta que utiliza a su siervo para concretar sus deseos diarios y se desentiende del sentir de aquel que hace posible materialice cada realidad surgida de su fibra vibrante y oculta.
Ha decidido aquietar el ritmo y por fin las células agotadas se mesen adormecidas, para dejar transitar por sus centros, el néctar de los sueños.

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