Cosas del destino (historias cotidianas)

De la última vez que hicimos extracción de miel llegó a casa este minúsculo caracolito, de unos 5 o 6 milímetros apenas, y no exagero, no medía más, era casi transparente, casi no se veía entre otros elementos, restos de cera, algún pastito, etc. y de repente, a punto de lavar una herramienta...lo veo.. todo chiquitito explorando el lugar a donde había ido a parar sin darse cuenta.

Lo pasé de lugar, para poder convertirlo en modelo fotográfico, caminó por sobre la tapa de un frasco, ahí no se lucía bien, anduvo por el respaldo del futón, pero por su color se confundía con el marrón de la madera , y por último lo encontré atractivo y vistoso arriba del libro La Nona. Lo fotografié desde varios ángulos, pero siendo tan chiquito y bastante movedizo.. me fue difícil hacer una buena foto, o por lo menos que a mi me lo pareciera, pero de todas, rescaté esta como la más artística.

Por último y para aliviarlo del estres que le estaría causando con el "deacaparaalla", lo lleve a una de mis plantas.. (si ya se.. se las comen... así que ahora me faltaría encontrar un sapo y completar el ciclo biológico)

Por ahora vive en la maseta, si logra sobrevivir y crecer... veré si puedo hacer una foto testimonial de su crecimiento doméstico y de como burló al destino, por que con el movimiento de cosas, en el lugar donde había ido a parar, fue un milagro que no haya terminado aplastado con todos los traslados que hicimos, y de haber sido así, nunca me hubiera enterado que ese insecto llegó hasta mi casa, como pasa con tantos otros que uno nunca se llega a saber... claro...